martes, junio 17, 2008

En Llamas

Mágicos horizontes de la espera,
el capullo que nace en la tormenta guardará el recuerdo de la lluvia,
vivirá bajo el sol esperando la oscuridad,
que llegará tan solo para dar paso a la luz.

De raíces profundas y movedizas,
de copas altas y frescas,
el gran árbol que hace de cuna,
al espíritu libre y amante.

Ni tormenta, ni fuego, ni viento,
el tesoro de un corazón bendito,
podrán tocar,
en fragua de emoción marcado.

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