jueves, diciembre 31, 2009

Ceguez

Cuando venimos al mundo no somos capaces de valernos por nosotros mismos, nuestros sentidos descansan y aprenden lentamente, se desarrollan con el tiempo y aquello que venía puro y dispuesto a mejorar en cada instante se hace, a medida que crecemos, preso de una alteración de la realidad, con el mismo tiempo nos volvemos ciegos a la realidad.

Somos tan ciegos que ni siquiera podemos ver a quienes nos necesitan, tan ciegos que no alcanzamos a distinguir a alguien más aparte de nosotros mismos, tan ciegos que no somos capaces de ver lo ciegos que somos, sin siquiera pedir una mano que tome nuestro brazo para caminar unos pasos, tan ciegos que cuando escuchamos lo que los demás necesitan de nosotros mantenemos nuestra existencia.

Crecemos en la oscuridad, sólo somos capaces de caminar por donde nuestros ojos han visto, en donde a nuestros ojos les han enseñado a ver, como si la ensañanza fuera aceptar lo que "vemos"; pero nada existe por sí mismo, todo es consecuencia de lo anterior. Feliz aquel que mira con ojos del corazón, feliz quien aprecia lo que ve desde su inocencia.

Podemos oir sonidos a nuestro alrededor, podemos oler aromas cercanos, pero si no damos ningún paso entonces tarde o temprano se irán de nuestro lado.

El desarrollo es cuando todo se detiene, se inventa el mundo para el cual vivimos y entonces actuamos, cada cual más ciego de lo que hace, cada cual más no-vidente de lo que piensa y desea. Cada cual inconciente de sí mismo, sin control de su mente.

Ponerse en el lugar de otro nos enseñará a pensar en los demás y en lo demás, a ver el mundo desde otra perspectiva, a ser capaces de encontrar lo que se ha hecho mal hasta ahora y nos da la oportunidad de mejorar en nosotros aquello que día a día ignoramos. No se trata de ser perfectos, se trata de despertar del letargo de hacer y ser porque así hemos sido y comenzar a ser quien debemos aspirar a ser.

A veces la solución ha estado y está delante de nosotros tratando de quedarse junto a nosotros pero fuimos y somos tan ciegos que jamás la vimos, espero cada uno pueda reflexionar de sus acciones pasadas para alcanzar. Sin embargo, creo la vida es más sabia que nosotros.

Y aun así no me canso de repetirme a mí mismo qué increíble es todo lo que se puede aprender en esta vida.

domingo, diciembre 13, 2009

Luz

Lo aceptemos o no, somos el reflejo de lo que nos rodea, en mayor o menor grado para diferentes personas pero nos influenciamos de lo que nos rodea.

Eso es lo bueno de aprender de los demás, recibir lo más rico y bueno de quienes tienes la oportunidad de conocer. Aquellas personas son como estrellas que brillan con luz propia pero te hacen ser parte de ellas cuando están cerca.

Aprender de la vida es eso, poder detenerse en los momentos de cada día, poder reflexionar de los momentos simples llenos de sabiduría.