Mientras vivimos lo hacemos con nuestras percepciones de la vida, nuestros puntos de vista y cada vez que nos sucede algún acontecimiento podemos aprender de él, temer de él, o simplemente ignorarlo.
Cuando aprendemos de lo que nos sucede corremos el riesgo siempre de sesgarnos con nuestros puntos de vista y aprender verdades acotadas a nuestra experiencia y forma de entender el mundo; es bueno escuchar lo que nos dicen quienes nos hablan desde su propia experiencia.
La formación de los seres humanos no debe estar enfocada en cómo vivir la vida y menos en cómo repetir fórmulas y conocimiento; sino en enseñar a escuchar, enseñar a procesar lo que nos dicen, saber pensar por nosotros mismos para sacar conclusiones de lo que nos sucede, tener una amplia formación en cuestiones filosóficas y metafísicas, para que así cualquier idea que llegue a nosotros no sea automáticamente absorbida, las ideas deben ser procesadas y entendidas, mejoradas si se puede y respetadas cuando logramos enteder la trascendencia de éstas.
Una formación temprana del espíritu y la mente entrega al ser un caracter y voluntad de temple.
domingo, octubre 14, 2007
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