Después de leer la biografía de Francisco de Asís hecha por Spoto, me permito compartir algunos pasajes del libro y palabras del propio Francisco de Asís o Juan Bernardone como es su verdadero nombre. Son sólo estractos:
En ningún momento de la historia ha resultado fácil diferenciar a las personas socialmente aceptables y cuerdas de los santos excéntricos y marginales, de hecho es posible encontrar auténticos neuróticos en el segundo grupo, a veces precisamente porque se marginaron a sí mismos al defender valores profundos que no concuerdan con las normas o las espectativas de una sociedad centrada en las cosas tangibles, la comodidad y el placer. Como consecuencia de su fascinación por lo trascendental los santos a menudo demuestran conductas extremas.
El decía: "Mis hermanos que se dejan llevar por la curiosidad del saber se encontrarán en el día de la retribución con las manos vacías. Quisiera más que se fortalecieran en la virtud para que, al llegar las horas de la tribulación tuviesen consigo al señor en la angustia." No decía esto porque le desagradan los estudios de la escritura, sino para atajar en todos el afán inútil de aprender y porque quería a todos más buenos por la caridad que pedantes por la curiosidad.
"Por qué manifiestas así la tristeza y el dolor que sientes por tus pecados?, le preguntó en cierta ocasión a un fraile que se sometía a constantes exámenes de conciencia. Esto es asunto para vosotros dos, Dios y tu. Pídele que te devuelva por su misericordia el gozo de su Salvación, y delante de mi y los otros trata de mostrarte siempre alegre porque no es conveniente que un siervo de Dios aparezca ante su hermano u otro cualquiera, agrio y con semblante acongojado."
Ahora hay que pensar que el propio Francisco es un fiel producto de la Iglesia, fueron precisamente las prácticas milenarias de la oración, interpretar las escrituras, adorar a Dios y la documentación de estas prácticas en libros y manuscritos los que alimentaron su alma y la convirtieron al camino de la santidad. En otras palabras, en cada etapa de su historia es la propia Iglesia es la que forma a los críticos que la reformarán, los progresistas, transformistas, revolucionarios y santos de la Iglesia no pueden proceder sino de su seno.
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