Espero algún día vivir en una sociedad no marcada por el dinero y en especial la economía. Sin, claro está, vivir en ella porque la hemos perdido por alguna catástrofe global. No, en una sociedad madura, consciente de las consecuencias de sus actos, no por ser clarividentes sino porque sus causas son justas y buenas a todas luces, una sociedad en donde los hombres puedan guiarse por su razón e instinto diferenciando claramente el bien del mal; que las empresas sean por un mejor compartir, una mejor comunión de seres iguales y fraternos.
Imagino esta sociedad autoregulada por cada individuo, cediendo y aceptando responsabilidades y compromisos. Que el deseo no predomine por sobre el espíritu, algo que hace falta en sociedades complejas y con problemas. Una sociedad de respeto pero no de sometimiento, no de aprovechamiento de unos pocos de los muchos, no de estancamiento ni aburrimiento.
Cada persona es libre de hacer lo que mejor sabe hacer, así quizá podemos encontrar un equilibrio, y una curva de desarrollo personal y espiritual mucho más pronunciada que la actual y de siglos anteriores. El trabajo sería considerado como una vocación como pocas personas hoy en día pueden jactarse de aquello, y el trabajo no se hace por recibir algo a cambio sino para dar algo de nosotros a los demás y a la vez recibir los regalos que nos ofrecen nuestros pares. En donde el pedir ayuda sea cotidiano e inadvertido y lo que entrega cada persona sea en relación a las propias capacidades, cada uno da desde donde puede. Donde las enseñanzas de uno puedan ser las del otro y que no signifique que sea la única. Personas honestas y dispuestas a vivir y aprender.
Tan simple como decir "Si puedo, lo hago". Para tiempos actuales podríamos variar un poco este lema pero con el fin de acercarnos a ser una mejor sociedad: " Si puedo, lo hago; si no puedo cobro por ello o recomiendo a quien lo pueda hacer".
Es nuestro deber mejorar cada día, nosotros y nuestro entorno, es nuestra única realidad en estos momentos y hacemos que los días pasen y pasen sin dejar algo para nosotros o alguien que pueda necesitarlo. Felicito a todos aquellos que sí están, y muy concientes, de sus vidas y entorno, aquellos a los que van las felicitaciones harán caso omiso de ellas y los demás habrán entendido un poco cómo construir algo mejor.
lunes, septiembre 26, 2005
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