domingo, enero 08, 2006

Barreras

Poco a poco nos hacemos de más mañas para vivir la vida. Pequeñas barreras mentales inundan nuestra forma de actuar e interactuar con los demás, es quizá un mal menor pero acumulativo y además imperceptible por nosotros, a menos de que uno se conozca y se pregunte el por qué de sus acciones constantemente.

Las barreras surgen cuando nos hemos sentidos dañados de algún modo por las cosas que vivimos, y frente a cosas similares ponemos objeciones, rectificaciones, mejoras o cualquier cosa que no deje completo a aquello que nos enfrentamos, venga del mundo de las ideas o del mundo sensible.

La verdad es que necesitamos seguridad en las cosas que hacemos y vivimos, la sóla sensación de seguridad nos permite ser un poco más libres en nuestro actuar y diario vivir. Es como viajar en un auto sin puertas, cuando éstas están no nos preocupa nada; pero si no están, nos alteramos y procupamos porque una piedra puede saltar dentro, o podemos salir volando del asiento, o alguna otra cosa; mientras que cuando estuvo ahí ni siquiera la tocamos con la ropa y nunca saltó una piedra para que nos protegiera y ninguna de las cosas que imaginamos ahora cuando no está, sucedió cuando sí estuvo.

Cuando no sentimos seguridad alzamos barreras limitando el paso desde el exterior hasta nosotros. Ahora la seguridad es una sensación mental creada por las variables que manejamos de nuestro entorno, cuando esta suma da menor que un umbral somos inseguros y no somos nosotros.

Lo que quiero es botar estas barreras que ponemos constantemente en nuestras relaciones interpersonales, cuando alguien nos da, demos de vuelta y no pensemos en por qué nos da. Cuando alguien, a nuestro parecer, nos hace daño, no hagamos lo mismo a él o a otra persona sólo porque estamos turbados. Las barreras que crecen por las situaciones vividas hay que botarlas y ser como uno realmente es.

¿Cómo saber cuando levantamos barreras?, cuando nuestras acciones juegan en contra de otras personas, ya sea juzgándolas, hablando mal de ellas, deseándoles malos pensamientos, sufriendo interiormente; todos estos son signos de que hemos sido afectados por los hechos recientes y requieren nuestra atención lo antes posible para solucionar los problemas a los que estamos enfrentados.

Por último, necesitamos que cuando haya afinidad se reme en el mismo sentido. Generalmente las discusiones son cíclicas, es decir, primero yo te digo algo que me molesta, luego lo solucionamos, luego tú sales con algo que te molesta, lo solucionamos, luego yo salgo con algo que me molesta, lo solucionamos, ... En fin se repite el ciclo y los tiempos entre estas acciones es variable. En estos casos uno rema en un sentido y el otro rema en sentido opuesto, por breves momentos reman en el mismo sentido (cuando lo solucionamos) y es cuando se encuentra la razón de la afinidad entre las personas pero al tiempo ambos cambian los sentidos que llevaban anteriormente y se ponen opuestos nuevamente. Imaginen si remáramos en el mismo sentido, las cosas serían diferentes*.

Las discusiones pueden existir, lo que hay que eliminar son nuestras barreras, caprichos creados por acciones que creemos en nuestra contra cuando no han sido provocados por nadie más que por nosotros mismos.

*He tomando el ejemplo de Richard Bach de las relaciones como Globos de Aire y lo expliqué con el mismo sentido pero con remos.

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