Es bueno hablar con las personas, conversar, criticar, observar, comunicar. Atreverse a ser escuchado. Es increíble cómo crece el resentimiento de los que no son escuchados, y sólo por mal entendidos juzgan a los demás, y se convierte en un ciclo: yo no hablo -> tu no me escuchas -> yo te juzgo mal-> tu no haces nada -> crece mi enojo; y así se repite tan sólo por no atreverse a expresar lo que uno piensa. Ahora no hay que esperar convencer, ni que mi postura sea la adoptada por todos cuando hable, sino de que todos tengan una opinión al respecto, y si no la tiene buscar bases para tenerla. Así creamos sociedades.
Son cosas únicas que podemos hacer, podemos crear y sanar con nuestras palabras y también podemos herir, o mejor dicho zaherir. El adjetivo cuando no da vida, mata*. Por eso hay que ser cautos al momento de decir las cosas pero no dejar de decirlas, siempre hay que pensar en quien tengo delante.
Los seres humanos somos seres sociales aunque a algunos les cueste admitirlo, entonces si ya tenemos la disposición genética ¿por qué nos resistimos a compartir nuestras ideas y pensamientos a través de la palabra?, ¿nos cuesta tanto hablar?, decir nuestro puntos de vista?, lo que sucede es que mal valoramos lo que podemos decir. Cogito, ergo sum, vamos, existamos.
Por último una reflexión, que en realidad era la motivación de este post, Creo que no es bueno hablar de otras personas cuando éstas no están presentes; pero si lo haces, hazlo como si estuveran.
*Vicente Huidobro.
lunes, octubre 24, 2005
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