viernes, enero 13, 2006

Mente

No puedo llamarme a mí mismo de ninguna forma.
Ni siquiera puedo pensar en mí mismo porque me alejo de donde estoy.
Es como saltar de proa hacia adelante y seguir navegando, al pensar en uno se cae directamente al palo mayor.
En ningún momento más podré pensar de nuevo en quien soy.

Cuando ya no eres, empiezas a ser.
Cuando ya no sabes qué haces, empiezas a no-hacer.
Cuando ya no recuerdas tus motivos, no importa.
Porque cuando despiertes no sabrás nada pero te han visto y serás bienvenido.

En ningún momento existes, sólo eres medio.
Cuando quieres ser mejor, debes abandonarte y entregarte.
Y en el último momento, aspirando el último fin,
llegarás a donde empezaste, de donde saliste.
La pureza es la llave y la perfección la meta.

2 comentarios:

Imán creativos dijo...

nunca he sabido si lo que escribes es tuyo...
es como un libro de..."aprendiendo a vivir"
bueno..besos cuidate!!

Diego Arenas C. dijo...

Sip, lo que escribo en este blog es mío.

Cuando uso palabras dichas por otras personas, trato en todas las ocasiones de citarlas y espero seguir haciéndolo, ya que las referencias son muy importantes para mí.

Saludos.